Salud García Romero
El 38 de La Ronda, como la vida, está compuesto de fragmentos, historias que parecen aisladas, pero que forman una especie de mosaico donde cada relato muestra un instante en el que algo cambió para la protagonista. Ser adolescente en los años sesenta era viajar en el corazón de una tormenta, entre la tradición y la rebeldía, entre lo que te habían enseñado y lo que empezabas a cuestionar. Las dudas coexistían en perfecta confusión. La vida se agitaba como un torbellino al ritmo de una época donde se heredaban las creencias, se comulgaba los domingos y el matrimonio era para siempre, aunque se acabara el amor. Como un eco desafiante que habla de libertad, amor e injusticias, la curiosidad de la infancia y el ímpetu adolescente irrumpen en lo cotidiano. Este libro constituye un viaje de regreso (Lets twist again), no con la intención de entenderlo todo, sino de dejar constancia de lo que fue. Porque en definitiva somos un poco la sombra de nuestro pasado, la suma de nuestras vivencias.